Biografía de Manuel Acuña
Médico y poeta quien aprendió sus primeras letras de parte de sus padres, luego estudió en el Colegio Josefino de la ciudad de Saltillo y alrededor de 1865 se trasladó a la ciudad de México, donde ingresó en calidad de alumno interno al Colegio de San Ildefonso, ahí estudio Matemáticas, Latín, Francés y Filosofía. En enero de 1868, inició sus estudios en la Escuela de Medicina, siendo un estudiante distinguido pero inconstante. A su muerte cinco años después apenas había terminado el cuarto año de su carrera. Un tiempo vivió en un humilde cuarto del ex-convento de Santa Brígida, luego se trasladó a un cuarto(13) situado bajo el segundo patio de la Escuela de Medicina; curiosamente el mismo que años antes habitara otro infortunado poeta mexicano, Juan Díaz Covarrubias. En este lugar se reunían muchos de los escritores jóvenes de la época como Manuel M. Flores, Miguel León Portilla, Vicente Morales y Juan de Dios Peza(con este último mantuvo un fuerte vínculo amistoso), algunos de ellos inscribieron sobre un cráneo, como si fuera un álbum; pensamientos y estrofas. En 1868 Acuña inició también su breve carrera literaria. Dándose a conocer con una elegía a la muerte de su compañero y amigo Eduardo Alzúa. En ese mismo año junto con Agustín F. Cuenca y Gerardo Silva entre otros intelectuales, fundaron la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl; escenario donde dio a conocer sus primeros versos. Los trabajos presentados en la sociedad se publicaron en la revista "El Anáhuac" (México 1869) y en un folletín del periódico " La Iberia" bajo el nombre de "Ensayos literarios de la Sociedad Nezahualcóyotl". Este folleto se puede considerar como una de las obras de Acuña, ya que contiene además de trabajos de otros escritores, once poemas y un artículo en prosa , obras de Manuel. Tiempo después en que a Acuña se le reconocía ya como un destacado poeta , el 9 de mayo de 1871 se estrenó "El Pasado", drama de su inspiración que recibió una buena acogida por parte del público. En cuanto a su vida privada, el gran amor de su vida fue Rosario de la Peña, una mujer sumamente atractiva que según parece, influyó tanto en su ánimo que mucho tuvo que ver con su trágica muerte. Ella despertó por igual la desesperada pasión de Acuña, el deseo de Flores, la senil adoración de Ramírez y el cariño devoto de Martí. Cuatro hombres a los que ella, con sus encantos; llevaba a los extremos poéticos con el fin de satisfacerla y halagarla. Ellos se reunían en su casa convertida en tertulia, donde cada uno exponía sus nuevos versos, se hablaba y debatía de filosofía o de bibliografía. Era tan desenfrenado y perturbador el amor que Acuña le tenía a Rosario, que le impidió disfrutar de sus mejores momentos como poeta, cuando ya era reconocido su genio, su calidad como escritor y nadie dudaba de su exitoso futuro. No se sabe con certeza cuál fue el motivo por el cual Manuel Acuña aquel 6 de diciembre de 1873 decidió dejar de existir luego de ingerir cianuro de potasio. Su cadáver cuyos ojos estaban cerrados se dice, derramaban lágrimas. Su cuerpo fue velado por sus amigos en la Escuela de Medicina y sepultado el día 10 de diciembre en el Cementerio del Campo Florido. A su entierro asistieron representantes de las sociedades literarias y científicas, además de "un inmenso gentío". Las elegías y oraciones fúnebres con que se honró su memoria fueron nutridísimas destacándose las de Justo Sierra. Posteriormente sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres del Cementerio de Dolores, donde se le erigió un monumento. Para octubre de 1917, el estado de Coahuila reclamó las cenizas de Acuña que finalmente fueron trasladadas a Saltillo y yacen en la Rotonda de los Coahuilenses Ilustres del Panteón de Santiago de su ciudad natal. En Saltillo el escultor Jesús F. Contreras realizó un notable grupo escultórico en memoria del poeta, éste fue expuesto en el pabellón Mexicano de la Exposición Universal de París en en el año de 1900 junto con su obra Malgre-Tout, obteniendo la banda de la Legión de Honor |